Cuando llega el frío las ventanas se cierran, los ambientes se sellan y los artefactos se encienden. Y el mal y uso del gas, también genera nuevos problemas de salud.
El Monóxido de Carbono, es un gas tóxico, inodoro e incoloro que se produce por la combustión incompleta de materiales carbonados, y cuyas consecuencias pueden ir desde síntomas leves hasta la muerte.
Este gas está presente tanto en calefones, estufas y termotanques defectuosos. Su peligro radica en que es imperceptible al sentido humano.
Síntomas, diagnóstico y riesgo para la salud
Los síntomas son variables y dependen de la concentración y el tiempo de exposición. Según los especialistas pueden incluir: Dolor de cabeza, vómitos, dolores musculares, fatiga, convulsiones, hemorragias, insuficiencia renal, infarto, insuficiencia respiratoria, paro respiratorio y muerte. También existen cuadros de intoxicación crónica por exposición reiterada: Dolor de cabeza crónico, somnolencia diurna, trastornos del habla, del aprendizaje, paranoia y psicosis. En muchos casos, los síntomas se confunden con cuadros gripales. Además, se advirtió que los grupos de riesgo incluyen a niños, personas mayores, embarazadas y pacientes con afecciones cardíacas o pulmonares.

Los especialistas coinciden en que la mejor herramienta es la prevención. Pero a su vez, todas las intoxicaciones por monóxido de carbono son evitables si se cumplen medidas básicas de control y ventilación.
Cuatro errores frecuentes que pueden costar la vida
Existen errores comunes que cometen las personas en invierno y que pueden favorecer una intoxicación.
1. Encender artefactos sin revisión previa. Un artefacto de gas en mal estado puede tener fugas invisibles o generar combustión deficiente. La revisión anual por un gasista matriculado es indispensable.
2. Tapar rejillas de ventilación. Con el frío, muchas personas bloquean las rejillas para evitar corrientes de aire. Esto es gravísimo, porque esas rejillas permiten la renovación de oxígeno y la salida de gases tóxicos.
3. Ignorar el color de la llama. La llama debe ser completamente azul. Si es amarilla, naranja o roja, indica combustión incompleta y puede estar generando monóxido.
4. Usar el horno para calefaccionar: Es una práctica muy riesgosa. Los hornos no están diseñados para calefacción continua. Usarlos de esa manera aumenta las probabilidades de intoxicación.
Recomendaciones para un hogar seguro
Las claves para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono, según los expertos, son:
Realizar una revisión anual de todos los artefactos.
No tapar rejillas de ventilación.
No usar el horno ni hornallas para calefaccionar.
Verificar que la llama sea azul.
Instalar detectores de monóxido.
Dejar siempre 10 a 15 centímetros de ventana abierta, incluso con frío.
Ante la percepción de un leve olor sospechoso o la posibilidad de una fuga de gas, debe ser atendida sin demora.